Las reacciones de los jugadores argentinos en redes luego de ser campeones
Oliver Neuville: «Todavía es frustrante aquel tiro que se estrelló en el poste»
FIFA-
Veinte años después de la Copa Mundial de la FIFA 2002, grabamos con Oliver Neuville aquel certamen mundialista y descubrimos por qué al exinternacional alemán todavía le toca aguantar en ocasiones las bromas de Jens Jeremies.
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El 15 de junio de 2002, Neuville marcó el gol que dio la victoria a Alemania frente a Paraguay en los octavos de final de Corea/Japón 2002
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El atacante de origen suizo mandó un balón al palo en la final contra Brasil
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Neuville cree que Alemania tiene opciones de proclamarse campeona del mundo en Catar 2022
Oliver Neuville marcó diez goles en 69 partidos con Alemania y representó a su país en tres grandes certámenes. No obstante, el delantero de origen suizo, que tiene 49 años actualmente, casi nunca gozó del reconocimiento que merecía con el combinado germano a pesar de su contribución.
Y es que Neuville, que en 1998 se decantó por jugar con Alemania, rindió a buen nivel con la elástica alemana y aportó velocidad y goles tanto con la selección como a nivel de clubes. En esta entrevista para la FIFA, el afable exinternacional rememora la Copa Mundial de la FIFA 2002™ y opina sobre el decisivo gol que le marcó a Paraguay en aquel certamen y el balón que estrelló en el palo contra Brasil en la final de la cita coreana y japonesa.
FIFA+: Hablemos de la Copa Mundial de la FIFA que se celebró en Corea y Japón hace 20 años. Dejando de lado el fútbol por un momento, ¿qué recuerdos guarda de aquel certamen?
La verdad es que me encanta recordar aquellos tiempos. El ambiente en los nuevos estadios era simplemente increíble y la gente de los países anfitriones estuvo fantástico. Todavía me acuerdo de las mujeres japonesas que se volvían locas cada vez que veían a Carsten Jancker porque nunca habían visto a un hombre tan alto (risas).
¿Qué hacía de aquella Alemania un rival tan difícil de batir y cuál era su papel en el equipo que dirigía Rudi Voeller?
La verdad es que éramos un equipo magnífico y una auténtica piña. Nadie esperaba que nos metiéramos en la final. En la competición preliminar tuvimos que eliminar a Ucrania en la repesca para clasificarnos y la fase de grupos no resultó fácil a pesar del 8-0 que logramos contra Arabia Saudí. No fue hasta después de nuestro partido contra Camerún en la última jornada de la fase de grupos cuando empezamos a pensar que podíamos hacer algo importante en el certamen. Siempre confiamos en nuestras posibilidades. Estoy convencido de que se puede llegar mucho más lejos con un equipo unido en el que todo el mundo se lleva bien que con 22 estrellas. Así es como yo concebía mi papel en la selección, como parte de un bloque. Empecé el certamen en el banquillo, pero, a medida que avanzaban las jornadas, acabé siendo titular.
En la línea de ataque había varios jugadores con perfiles diferentes, y Voeller dio minutos a todos. ¿Era esa una de las virtudes del equipo?
Sin duda. Todas nuestras virtudes. Carsten Jancker era un delantero de gran presencia física que sabía retener la pelota. Miro Klose era todavía joven, pero iba muy bien de cabeza y tenía mucho gol. Oliver Bierhoff atesoraba una dilatada experiencia y también destacaba en el juego aéreo. En mi caso, la velocidad era la arma principal. Era una buena combinación y todos nos complementamos estupendamente.
Usted gozó de su primera titularidad en el certamen contra Paraguay y en octavos de final. El partido no fue fácil, pero usted se erigió en el héroe de la contienda al lograr el único gol del duelo a pocos minutos del final. ¿Recuerda ese momento?
Bernd Schneider conectó un gran centro desde la banda derecha. No era una acción fácil, porque el balón botó justo antes de llegarme, pero me salió un remate perfecto, un bote pronto y con el interior. Fue un buen gol. Lógicamente, un tanto en los últimos minutos como aquel da mucha moral a un equipo, sobre todo en las rondas eliminatorias, donde cada partido es una final.
Usted hizo muchos goles a lo largo de su carrera. ¿Diría que el que le marcó a Paraguay fue el más importante de todos?
Es una pregunta dificil de responder. Quizás sea el más importante de los que logré con la selección, pero es que también a nivel de clubes marqué goles importantes, como los dos que le metí al Manchester United en la semifinal de la Liga de Campeones de 2002. En cualquier caso, aquel tanto frente a Paraguay fue sin duda uno de los más importantes.
¿Le preguntan más por ese gol o por el que le marcó a Polonia en el Mundial de Alemania 2006?
Por el de Polonia, sin duda, probablemente como consecuencia de toda la euforia que reinó aquel día en Dortmund, donde también había muchos seguidores polacos. Aquel Mundial en casa fue muy especial para Alemania.
Volviendo a Corea/Japón 2002, la selección alemana se impuso por 1-0 tanto a Estados Unidos como a República de Corea en las dos rondas siguientes del certamen. Los dos goles los marcó Michael Ballack, que se perdió la final por acumulación de amarillas. ¿Hasta qué punto supuso la baja de Ballack un golpe para el equipo?
Ballack había hecho un Mundial fantástico hasta aquel momento y se encontró en un gran estado de forma, así que, lógicamente, notamos su ausencia y fue un momento difícil tanto para nosotros como para él. Es muy duro perderse una final mundialista por culpa de dos tarjetas amarillas.
Usted volvió a ser titular contra Brasil en la final. ¿Qué se siente cuando se salta al terreno de juego para disputar el partido más importante del fútbol mundial y empieza a sonar los himnos nacionales?
Es un momento muy especial. Cuando eres niño sueñas con algo así. Yo venía de jugar la final de la Liga de Campeones unas semanas antes, pero una final mundialista no se puede comparar con ningún otro partido. El interés que suscita un encuentro así es tremendo, y, lógicamente, uno es consciente de toda la gente que va a estar viendo el partido. Y en el recorrido del hotel al estadio… La verdad es que nunca había visto tanta gente junta. No se puede comparar con ninguna otra cosa.
Usted estuvo a punto de convertirse en el héroe de Alemania en el inicio del segundo tiempo, cuando el marcador todavía no se había movido, pero el portero brasileño Marcos se las arregló para desviar el zapatazo desde casi 30 metros que usted conectó al saque de una falta. ¿Alguna vez se preguntó si Alemania habría ganado el Mundial en caso de que aquel disparo hubiera terminado dentro?
Quién sabe. Por desgracia no se trata de algo que podamos cambiar. En cualquier caso, está claro que, si llegamos a adelantarnos en el marcador, nuestras opciones de victoria hubieran sido mucho mayores. Yo estaba delante de la pelota junto a Didi Hamann y Bernd Schneider, preparado para sacar la falta, y simplemente dije “Bernd, voy a tirar”, porque tenía una corazonada. Sin embargo, el portero llegó con la punta de los dedos, pero el fútbol es así muchas veces: unos pocos centímetros pueden resultar decisivos. Jens Jeremies todavía se reunió conmigo en alguna ocasión: “¡No tiraste aquella falta lo bastante bien!” (risas).
Al final, Brasil se llevó la victoria por 2-0. ¿Recuerda todavía los momentos que siguieron a la señalización del final del partido por parte del árbitro? ¿Cuánto tiempo tardó en decir esa derrota ?
A pesar de que nadie esperaba que estuviésemos en la final, lo cierto es que la decepción fue grande para el equipo. Resultó brutal, porque habíamos estado a punto de ganar un Mundial. Aquel fue probablemente el mejor partido que jugamos en el certamen, y lo perdimos. Lógicamente, todo eso te afecta durante un tiempo, pero la tristeza acaba desapareciendo. Sin embargo, todavía hoy sigue resultando frustrante pensar en aquel tiro que terminó en el poste, pero ya no resulta tan complicado como inmediatamente después del partido.