La reacción galesa tiene nombre propio: Kieffer Moore
FIFA –
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Gales y Estados Unidos igualaron 1-1 en la primera fecha del Grupo B
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Gareth Bale, de penal, marcó el tanto que selló el resultado
La solución estaba en el banco. Gales había sido vapuleada durante una primera mitad definida por la intensidad de la joven camada estadounidense. El plan de Rob Page no había funcionado: ubicar a Gareth Bale como centrodelantero junto al relampagueante Daniel James no causó los efectos proyectados ante una zaga central lenta. Tim Ream, una de las figuras del encuentro, dictaba los tiempos del juego e interrumpía inmediatamente cualquier esbozo de oportunidad. Después de los primeros cuarenta y cinco minutos, el gol de Timothy Weah representaba una diferencia demasiado exigua para la superioridad que habían construido los estadounidenses.
Fue entonces cuando Rob Page borró los ajustes de su pizarra, enterró su ego y reparó una decisión que el guión del primer tiempo había definido como un error. Gales salió del vestuario con una modificación que anunció el cuarto árbitro al borde del campo cuando levantó su cartel en el aire con los números 13 y 20: adentro Kieffer Moore, afuera Daniel James. «Page solo me dijo que hiciera mi juego. Que aguantara la pelota, involucrara al resto del equipo y que trate de marcar si era posible», detalló el protagonista en la zona mixta.
El ingreso del delantero del Bournemouth supuso una modificación en la estructura y filosofía de su equipo. Page retiró al veloz y talentoso James que no había pesado en el trámite para apostar por un libreto más directo con la altura del ariete de 1.96 metros como referencia. Gales, que había sufrido una primera mitad en la que no conseguía superar la mitad de la cancha, encontró en los lanzamientos en largo una solución a sus problemas. Aunque tuvo que batallar con un titánico Ream, su presencia oxigenó a un equipo que dejó de estar asediado y plantó su bandera en campo contrario durante todo el segundo tiempo.
La merma física de Estados Unidos fue evidente durante la segunda etapa. También el impacto de Moore. Con Bale como mediapunta suelto por detrás del obelisco galés, la dinámica se modificó intrínsecamente después del entretiempo. Con poca creatividad e imaginación en la construcción, Gales no encontraba posiciones cómodas para conmocionar a un Matt Turner que había gozado de una posición privilegiada para disfrutar del juego.
Moore transformó la profunda noche catarí. «Hablamos en el entretiempo y dijimos que no podía pasar lo del primer tiempo. Obviamente, el ingreso de un hombre alto como Kieffer, nos dio ese extra y demostramos que podemos ser muy peligrosos», analizó el central Joe Rodon después del partido.
Con un imán en su cabeza, uno de los delanteros con mejor juego aéreo de las cinco grandes ligas se impuso en la mayoría de los duelos que disputó. Frustrado el primer libreto, Moore fue la rueda de auxilio que funcionó a la perfección. Cada intervención suya fue determinante para ir construyendo una avanzada que terminó en el empate del icónico Gareth Bale e incluso tuvo una chance de gol que se fue por encima del travesaño.
Moore genera ventajas permanentes para su equipo. Con un libreto simple pero sumamente efectivo, es el socio ideal de un Bale que parece atado cuando juega en zonas más centrales sin libertad para atacar desde diferentes posiciones. El gol ante Estados Unidos es la coronación de una década inolvidable para Moore, quien hace apenas diez años hizo su debut en el Truro City de la sexta división inglesa. Durante su impensado ascenso ya escribió varias páginas que parecían imposibles con sus presentaciones tanto en la Eurocopa como en la Premier League.
Pero Moore no fue el único relevo que causó una revolución: Brennan Johnson, quien reemplazó a Neco Williams a los 78 minutos, tuvo doce minutos de auspiciosas intervenciones. Tras la decepcionante primera mitad, Page podrá irse con la satisfacción de haber acertado sus modificaciones y con la certeza de que Kieffer Moore representa una carta que simboliza la competitividad de un Gales que sabe sufrir, sobrevivir y reaccionar.