Las reacciones de los jugadores argentinos en redes luego de ser campeones
El tiempo no perdonó a Cristiano Ronaldo y lo puso en jaque
ESPN-
Cristiano Ronaldo ya descansa en Funchal analizando su futuro inmediato. Viajó a Qatar convencido de que el Mundial le daría un último impulso a su carrera y abandonó Doha entre lágrimas, tristemente olvidado, fuera de todos los focos deportivos y, señalado por el seleccionador portugués, dando la sensación de no poder evitar un final de carrera demasiado alejado de lo que soñó.
«Ganar la Copa del Mundo para Portugal fue el sueño más grande de mi carrera» explicó el veterano delantero, a través de sus redes sociales, proclamando que su dedicación a la selección «no cambió en ningún momento» porque «nunca le di la espalda». Pero admitiendo que ese sueño ya terminó.
Terminó para un Cristiano que abandonó el sábado el césped del Al Thumama Stadium llorando tal como hizo el 4 de julio de 2004 en el Estádio da Luz de Lisboa, cuando Grecia dio la campanada en la final de una Eurocopa que Portugal no pudo sospechar se le escaparía de las manos antes de jugarse la final. Algo parecido a lo sucedido en las horas previas del choque contra Marruecos, viniendo de un 6-1 a Suiza. Aunque el semblante y la realidad de CR7 ya no eran los de antaño.
Los llantos de Cristiano Ronaldo fueron similares a los de Neymar o Van Dijk, con la diferencia que mientras aquellos lloraban una derrota, el portugués, que en febrero cumplirá 38 años, evidenciaba el final de una época. Desplazado por Ten Hag de la titularidad en el Manchester United, el bofetón moral que le propinó Fernando Santos apartándole del equipo titular de la selección se entiende, casi, definitivo.
Convertido en el primer futbolista capaz de marcar en cinco Mundiales (un total de ocho goles aunque ninguno de ellos en partidos de eliminación directa) el torneo de Qatar puede representar el principio del fin para un jugador único, catapultado al escenario en aquel torneo de hace 18 años y que, moldeado por Alex Ferguson en Manchester United, acabó por convertirse en el mayor competidor de Leo Messi, encarnado después en emblema máximo de un Real Madrid que, pase lo que pase a partir de ahora, escribirá su nombre con letras de oro en la historia.
Pero nada es eterno y el paso del tiempo le ha mostrado al portugués que ni él es capaz de ganar esa batalla. Llegó a Qatar siendo indiscutible y de pronto perdió esa consideración en una decisión de Fernando Santos menos contestada de lo que cabría suponer. Titular en la fase de grupos, no acabó ningún partido, pero si las dos sustituciones ante Ghana y Uruguay (en ambos casos entró Gonçalo Ramos por él) fueron en el desemboque de los dos encuentros (ganados) y entendiéndose un descanso, su salida del partido contra Corea del Sur en el minuto 65 (sustituido por Andre Silva con 1-1 en el marcador) ya dio a entender que algo se rompía entre él y Fernando Santos.
El seleccionador le afeó públicamente por encajar mal su sustitución, pero lo que verdaderamente rompió sus esquemas fue descubrir que en Portugal la hinchada había dejado de creer en él. Una encuesta del prestigioso diario A Bola mostró que un 70 por ciento de los aficionados no le quería en el once titular de la selección en el partido de octavos frente a Suiza y cuando el entrenador resolvió dejarle en el banquillo contra los helvéticos el encanto se rompió definitivamente.
Gonçalo Ramos, quien ocupó su lugar en el once, se desmelenó marcando tres goles en 67 minutos y Cristiano entró en su lugar, con una sonrisa nerviosa, poco después con un 5-1 en el marcador que descubría que su papel innegociable con la selección era historia. Nadie, claro, acudió a su auxilio público en ese momento y a nadie extrañó que volviera a empezar en el banquillo el choque frente a Marruecos. Y nadie, después de la derrota, puso el acento en su suplencia como causa de la eliminación.
FUTURO INCIERTO
Llegó a Qatar bromeando con su deseo de «ser el que dé el jaque mate» a Messi y aquella publicidad se le ha vuelto en contra. Argentina, Leo, jugará el martes la semifinal frente a Croacia mientras él le da vueltas a su futuro deportivo después de una despedida entre mediocre e insustancial en los cuartos.
«No es momento de hablar de Cristiano Ronaldo o de Pepe, es momento de Portugal» cortó en seco el veterano zaguero tras la eliminación al ser preguntado por el delantero y su futuro en la selección. No hubo palabras de aliento, de apoyo ni, tan solo, de recuerdo para su figura en un momento de profunda decepción, dando cuenta que ya no era el centro de atención como antaño.
Al máximo goleador de la historia del Real Madrid y de la selección portuguesa le espera ahora una última aventura, se supone, alejada del primer plano competitivo. Después de desmentir su supuesto fichaje por el Al-Nassr de Arabia Saudita su destino puede especularse en la MLS, en un país exótico o, quizá, en un último intento de permanecer en una Liga principal en Europa, muy improbable regresar a sus orígenes en el Sporting de Portugal y más aún en un club de primer nivel que le dé la oportunidad de perseguir más records en la Champions League. No ya de intentar ganar un sexto trofeo que le igualase con el legendario Paco Gento sino, tan solo, de aumentar sus números que le presentan como el futbolista con más partidos jugados (183) o el máximo goleador (140 y aventajando aún en 11 dianas a un Messi que sigue en el torneo).
La historia dirá que la selección de Portugal dio un paso de gigante desde la irrupción de Cristiano Ronaldo. Antes de él solo se clasificó para jugar tres Mundiales de 16 disputados y con él en el equipo disputó los cinco posibles (siendo cuarto en el de 2006); sin él apenas tomó parte en tres de 11 Eurocopas y con él jugó las cinco posibles, ganando la de 2016, siendo subcampeón en 2004 y semifinalista en 2012.
Su trascendencia en el mundo del fútbol es incuestionable a todas luces y pasará a la historia como un jugador de época, acaso irrepetible… pero su paso por Qatar ha descubierto un final de ciclo impropio para su monumental figura.