Colección de voces sobre la NFL en México
NFL-Staff Mundo NFL-
En el umbral de un nuevo juego de temporada regular de la NFL en México, la redacción de Mundo NFL reflexiona sobre sus mejores recuerdos en torno a los partidos disputados en territorio azteca.
Los New England Patriots de Drew Bledsoe
Por Ricardo López Si
Probablemente la gran imagen que tenga de los juegos de la NFL en México se remita al American Bowl de 1998, cuando vinieron los primeros New England Patriots con los que me vinculé sentimentalmente, que entonces eran comandados por Drew Bledsoe, el ídolo de mi preadolescencia. Terry Glenn y Shawn Jefferson me parecían la mejor pareja de receptores de la liga y Ben Coates, con permiso de Shannon Sharpe, el ala cerrada con las manos más fiables. El proyecto afrontaba el segundo año bajo las riendas de Pete Carroll, que había llegado una temporada antes para paliar la crisis emocional que supuso la partida del omnipresente Bill Parcells y su staff de entrenadores, entre los que se encontraba un tal Bill Belichick. De las más de 100 mil personas que había aquella noche en el Estadio Azteca, en su mayoría consagradas a los Dallas Cowboys de Troy Aikman, Emmitt Smith, Michael Irvin y Marco Martos —el mexicano de la bandera que hizo historia—, formé parte de la rebelión que manifestó su apoyo incondicional hacia los desconocidos Patriots, que entonces estaban lejos de ser el equipo tiránico que fueron durante la dos primeras décadas del siglo XXI. Desde entonces siempre me ha gustado remar a contracorriente, por lo que años después me planteé seriamente renunciar a mi filiación por New England, puesto que me parecía cada vez más insoportable estar del lado de un equipo tan dominante y ganador. Menos mal que no tiré la toalla. Ahora, pese al empeño que sigue poniendo Belichick para mantener el barco a flote, me siento más cómodo con un equipo que no protagoniza titulares de prensa y coquetea peligrosamente con un récord perdedor.
No me escondo, eso de «envidia sana» me parece unas de las mayores mamarrachadas del mundo. La envidia no es sana. La envidia puede ser ruin, hostil o punzante. Pero nunca sana. Y eso es lo que siento yo, desde España, sobre como se vive la NFL en México: envidia. Pero no de la sana. Me han pedido escribir un texto sobre el partido de esta semana en México y creo que no podía hacer mejor homenaje a todos los que vais a disfrutar del evento desde allí que deciros todo lo que envidio de vosotros, de vuestra afición y de todo lo que rodea al futbol americano en ese país. Sin duda envidio la pasión con la que se vive la NFL en México: la manera de vivir los partidos, la manera de sufrir las derrotas, la manera de celebrar las victorias… Incluso la manera de comunicar. Aún recuerdo cuando retransmití el Draft de la NFL en 2020 para un público mayoritariamente mexicano en 2020 junto a Jesús Sánchez y Mauricio Gutiérrez. Era la primera vez que lo hacía. Y no recuerdo haber recibido más amor. La gente me acogió al principio con escepticismo, pero luego, con trabajo, me gané uno de los reconocimientos más puros que he sentido nunca. Pero creo que si solo dijese eso me quedaría en un cliché. Envidio el conocimiento del juego que se tiene en México, apoyado por el vasto recorrido que dan años y años de ver partidos. No se entiende el deporte sin esto. Envidio la extensión del deporte en el país, la fama que tiene, el sentimiento de pertenencia, la importancia que se le da en los medios, la experiencia de los más veteranos y el hambre por aprender de los más jóvenes… Y envidio su liga local, que establece los cimientos para hacer del futbol americano lo que es a día de hoy. Amigos mexicanos, hacedme envidiar también el ambiente del partido en México. Hacedme arrepentirme de no haber cogido un avión para haberlo disfrutado en directo. Pero ya sabéis, que sea envidia de la que no es sana.
Tengo recuerdos distantes y un poco difusos de algunos American Bowl, de ubicar a Marco Martos y de una época en la que obtener un boleto para cualquier espectáculo se parecía mucho menos a uno de los círculos del infierno. Pero mi mejor recuerdo definitivamente sucedió en 2017. Veníamos de un terrible 19 de septiembre para el centro del país, incluso los perros rescatistas fueron homenajeados en el medio tiempo, entre ellos Frida, que tristemente acaba de partir. Nota al margen, los perros deberían ser eternos. En cuanto me enteré de que el GOAT venía a México, no podía con la emoción. No había tenido oportunidad de ir a Estados Unidos a verle, sentía que el fin de su carrera se acercaba (qué iluso) y que si no lo veía en esta visita quizá no le vería nunca. Conseguir boletos fue mucho más fácil de lo que esperaba. Nada de filas digitales, todo fluyó sin problemas. Diría Borges que todo encuentro casual era una cita. Pude por primera vez ponerme el jersey de aficionado. Encontrarme en las inmediaciones con afectos que no sabía que estarían ahí, aunque tenía todo el sentido. Unirme a la multitud cuando se rendían a Brady y gritaban su nombre. Algo que no sé si volverá a suceder con un jugador en forma tan específica en cualquier partido internacional. Pero, sobre todo, verlo dar una maldita exhibición. Dominante, preciso, centrado. Cómodo en la bolsa como no se ha encontrado nadie. Explosivo. Conectando uno de sus arcoíris con Brandin Cooks. Los Raiders nunca tuvieron oportunidad. Y he vuelto a vivirlo todo al curar el top 5 que se presentará en las pantallas del estadio en este Mexico Game, en donde vivo una experiencia completamente distinta. Ninguno de los dos es mi equipo y vamos a hacer cobertura. Algún día esto también será un gran recuerdo. Nota de cierre, Brady también debería ser eterno.
La gran fiesta del futbol americano
La NFL en México para mí significan dos cosas: familia y fiesta. Me es imposible hablar de un juego de la NFL en nuestro país sin pensar en el ambiente familiar. En 2016 fui con mis familia al que fue el primer y único partido de NFL que pude compartir con mi papá. Nunca fue el mayor aficionado del deporte, pero, claramente, disfrutó la experiencia. Al principio por el ambiente y después por la particular forma de la afición mexicana que siempre encuentra cómo entretenerse por más que el juego no acompañe. Un año después fui con mi primo a ver la exhibición de Tom Brady y jamás olvidaré cómo retumbó el Azteca con aquel pase de más de 50 yardas a Brandin Cooks. El de 2019 lo viví como prensa y curiosamente me regaló uno de los mejores recuerdos. Haciendo reportes para televisión afuera del estadio, desde la mañana no dejaron de llegar ríos y ríos de gente, era una fiesta, una real fiesta para la afición de la NFL en México porque no importaba si tu equipo no jugaba, habían jerseys de todos colores y épocas, todos con la idea de disfrutar sin importar si el equipo al que se apoya no estuviera en el campo. El rugido del estadio fue abrumador tras la intercepción de Daniel Sorensen que selló la victoria de los Chiefs cuando los Chargers intentaban empatar en los últimos segundos. Eso es la NFL en México: ambiente de familia, una oportunidad para compartir un espectáculo de primer nivel con nuestra gente y una gran fiesta para todos los que apasionadamente seguimos esta liga.
El mejor recuerdo que tengo de un Mexico Game tuvo lugar en 2017, en el partido entre Patriots y Raiders. En esa ocasión asistí con mi hermano, quien fue el que me enseñó el amor y la pasión por el futbol americano. Fue una experiencia increíble, porque eran nuestros equipos: yo soy Patriot y el es Raider, y entonces lo llamamos el «Bros Bowl». Tener la oportunidad de ver a mis Patriots en vivo por primera vez hizo que se me enchinara la piel. Fue una sensación indescriptible ver a mis ídolos Tom Brady, Bill Belichick y Julian Edelman en el Estadio Azteca, acompañada de mi mejor amigo: mi hermano. Desde el momento en que ingresamos al estadio y vi a todos los aficionados con sus jerseys, sabía que sería una experiencia inolvidable. Aún recuerdo cuando sonó el himno mexicano. Mi corazón latía con mucha fuerza, pues estaba presenciando el mejor de los deportes, la mejor de las ligas, en mi estadio favorito de futbol. La comida, la bebida, el ambiente y, sobre todo, la gente hicieron de ese día uno memorable. La NFL ha cambiado mi vida en muchos sentidos: me ha enseñado lo que es querer a un equipo hasta los huesos, disfrutar de un deporte tan especial. También he conocido grandes amigos y, mejor aún, ha significado un lazo inquebrantable con mi familia. Este año tendré la oportunidad de asistir de nuevo al Mexico Game con mi hermano y estoy segura de que será otro día para recordar.
Mr. Internacional
Por Marco Álvarez
Como aficionado a la NFL en España he podido observar por televisión con admiración todos los encuentros de regular season que la liga ha disputado hasta ahora en México. Por el momento mi mejor recuerdo de estos duelos llegó del choque de 2017 entre New England Patriots y Oakland Raiders en el que Tom Brady, «Mr. Internacional», nos deleitó con una sobresaliente actuación de 30/37 pases completados para 340 yardas y tres touchdowns. Aquella temporada Brady fue el MVP de la competición y los Patriots lograron avanzar hasta el Super Bowl. Dos años después, los Kansas City Chiefs fueron a México y comenzaron allí su serie ganadora de ocho partidos consecutivos que culminaría con el triunfo en un Super Bowl en el que Patrick Mahomes resultó ser el jugador más valioso. Tras la forzada ausencia de encuentros en México motivada por la pandemia, la NFL regresa esta semana con los Arizona Cardinals y los San Francisco 49ers, mis San Francisco 49ers. Muchos creen que los Niners tienen opciones reales de llegar hasta el final este año y acercándonos a este partido pienso que no estaría nada mal que se continuara esta «tradición» que os he enseñado de ganar en México y acabar esa temporada en el Super Bowl. Sin duda que de ser así la de este lunes se convertiría en mi mejor memoria de estos partidos. ¿Podría acabar siendo Jimmy Garoppolo el MVP del próximo Super Bowl? Vaya historia sería ésa, pero no nos adelantemos tanto en el tiempo y disfrutemos antes con el espectáculo de la NFL en México. Ojalá que pronto lo podamos tener también en España.
Sin duda, el partido entre los New England Patriots vs los entonces Oakland Raiders en 2017 ha sido mi mejor recuerdo de un Mexico Game. Si de por sí tener un partido en tu país es emocionante, tener uno donde participa tu equipo es aún más. Nunca había visto en vivo a los Patriots previo a ese partido, por lo que la emoción se triplicó, y si a eso le sumamos que pudimos disfrutar del mejor quarterback de todos los tiempos y a mi jugador favorito en la Ciudad de México, el partido terminó convirtiéndose en una de las mejores experiencias de mi vida. Recuerdo muy claramente cómo la afición se dividió entre los que le gritaban a Brady y quienes lo abucheaban. A pesar de eso, puedo decir con seguridad que sin importar que el partido no fuera tan reñido como se esperaba, fuimos bastante afortunados de tener a dos de los equipos más populares en el país. Algo que me encanta de los partidos en México (ahora que ya puedo compararlo tras haber ido a uno en Estados Unidos) es la emoción y unión de la afición en general. Sin importar si tu equipo está jugando o no, para la mayoría de nosotros es prácticamente como si fuera así: llevamos el jersey o gorra de nuestro equipo, compartimos con nuestros amigos fans de otro equipo, compramos mercancía oficial en la tienda, hacemos una especie de «tailgating» con las amenidades en el estadio. Al final de cuentas, ir al partido en tu país se vuelve casi casi como un ritual. Lo había escrito en alguna ocasión antes: estos son los momentos en los que tenemos que demostrar por qué la afición mexicana ama tanto la NFL y merece que sigamos teniendo partidos regularmente, porque no hay nada, nada más bonito que ver tu deporte favorito, tu liga favorita en tu país.
En la NFL siempre pasa algo