Roger Milla: «Mi disco será muy difícil de batir
FIFA-
Roger Milla revela su arrepentimiento por Italia 1990 y su orgullo por ser el goleador más veterano de la historia de la Copa Mundial de la FIFA.
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Hace 26 años, Roger Milla entraba en el libro de los discos
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Fue en el Rusia-Camerún, el partido de los múltiples récords
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Pese a su histórica actuación, Camerún cayó eliminado al concluir el partido
Un minuto… es todo lo que necesitó Roger Milla para entrar a lo grande en la historia del fútbol. Aquel martes 28 de junio de 1994 , Camerún y Rusia saltaban al césped del Stanford Stadium californiano para disputar su último partido en la fase de grupos de la Copa Mundial de la FIFA Estados Unidos 1994.
Al descanso, Oleg Salenko ya había firmado tres dianas y los rusos habían puesto tierra de por medio. Es el momento que eligió a Henri Michel, seleccionador de Camerún, para dar entrada a Roger Milla. En ese instante, el delantero ingresó en los libros de historia convirtiéndose en el jugador de más edad en participar en una Copa Mundial de la FIFA [récord que volvió a batir en 2014 Faryd Mondragón, y luego en 2018 Essam El Hadary] .
Pero el León indomable no se quedó ahí. Menos de un minuto más tarde, tras llegarle un balón desde la derecha, aguantó hombro con hombro la presión de Dmitriy Khlestov y percibió batir al portero ruso Stanislas Cherchesov . El camerunés escribió así un segundo renglón en la historia. Roger Milla se convirtió en el goleador de más edad en un Mundial. Un registro que sigue ostentando actualmente.
Con motivo del aniversario de ese partido alocado (que ganó Rusia por 6-1), FIFA.com ha entrevistado al ariete camerunés.
Hace 26 años, salía a jugar contra Rusia y se convertía en el goleador más mayor en la historia de los Mundiales. ¿Qué sentí en ese momento?
Muchísima satisfacción, como se vio en mi celebración, aunque acabamos perdiendo el partido. Hoy dia sigo estando muy orgulloso de ello. Para mí, ese gol y ese disco fueron una forma de demostrar a la gente que dudaba de mí que, a pesar de mi edad, podía seguir haciendo cosas grandes. Físicamente ya no estaba al 100%, pero conservaba mis facultades técnicas. Es un récord admirable.
¿Constituye ese gol su mayor orgullo como deportista?
No, no lo creo. Fue una buena actuación individual, pero mi mayor satisfacción sigue siendo haber ayudado a Camerún a alcanzar los cuartos de final del Mundial en 1990. Fue histórico para nuestro país y nuestro continente.
Por entonces, cuando llegó a Estados Unidos, ¿pensó en todos esos discos?
Yo no pienso en absoluto en las actuaciones cuando individuales salen a un terreno de juego, y menos aún antes de la competición. La idea de batir ese registro ni siquiera se me pasó por la mente. Si yo marco y no ganamos, estoy decepcionado, como mis compañeros. El objetivo de todos nosotros era realmente hacerlo mejor que en 1990. Pero por desgracia, no lo conseguimos.
Entre los grandes registros de la historia de los Mundiales, ¿dónde se sitúa al suyo?
Cada registro tiene su particularidad. No coloco a ninguno por encima de otro. Ya sabe, cada uno de estos jugadores ha dejado huella en el Mundial a su manera. Como goleador, claro que los récords de Klose y Just Fontaine me dicen mucho, pero no sabría jerarquizarlos. El mío se inscribe en esa línea, evidentemente. Para mí, el único registro que está por encima de toda disputa es el de O Rei Pelé y sus tres Mundiales conquistados. No hay palabras para describir lo que hizo a una edad tan joven.
¿Piensa que su registro será batido algún día?
Nada es imposible, pero será muy difícil. Viendo la evolución del fútbol actualmente, es muy complicado ver que seleccionar un jugador con 42 años si no es un portero, y ya sabemos que es poco común ver marcar un portero. Por tanto, pienso que mi registro todavía tiene bastante futuro por delante.
Aquel día Oleg Salenko metió cinco goles, plusmarca que sigue manteniendo. ¿Le impresionó?
Uno sólo puede quedarse impresionado con ese tipo de actuaciones, sobre todo en un Mundial, aunque debo confesar que fuimos nosotros quienes lo hicimos posible. No estuvimos muy bien en ese partido… Los dos establecimos un récord ese día, y por ese motivo nos hicimos una foto juntos al final del partido.
En ese momento, ¿con qué se quedó el partido? ¿Con la abultada derrota (1-6) o con su récord?
Fue una mezcla de emociones, porque estábamos eliminados y, obviamente, muy decepcionados por no haber respondido a las expectativas depositadas en nosotros. Sabía también que estaba jugando mi último partido mundialista y que me estaba despidiendo de la competición. Por tanto, intentaba relativizar y disfrutar de cada instante. En esas circunstancias, uno no piensa mucho en el registro, porque llega en unas condiciones anecdóticas. Es con el paso del tiempo cuando adquiere todo su sentido, y estoy muy orgulloso de él.
¿Y a posteriori? ¿Sigue sintiendo lo mismo?
En retrospectiva, intento quedarme con lo positivo y, por tanto, con el récord. Aun así, tengo algunos remordimientos, porque, en mi último Mundial, me hubiera gustado llegar más lejos en la competición y terminar con mejor nota.
Vayamos al Mundial de 1990 y la actuación histórica de Camerún. ¿Cómo fue ser la primera selección africana en llegar a unos cuartos de final?
Fue indescriptible. Mucha alegría, evidentemente. Estábamos muy felices. Eso nos dio muchísima confianza en nosotros mismos. Nos hubiera gustado llegar más lejos porque, la verdad, había margen para hacer más. No quiero entrar en las polémicas del partido contra Inglaterra, pero hoy, con el tiempo, tengo cosas que lamentar. Estoy convencida de que podíamos llegar hasta el final. Fuimos recibidos en Camerún como héroes, y ahí es cuando tomas conciencia de que ha hecho algo grande.
Camerún abrió el camino a otras selecciones africanas. Pero solamente Senegal en 2002 y Ghana en 2010 han conseguido hacerlo igual de bien. ¿Qué le falta al fútbol africano para alcanzar unas semifinales?
Senegal y Ghana demostrando que era posible. Todavía seguimos estando bastante lejos del fútbol europeo, por lo que es difícil alcanzar ese nivel, pero sigo siendo optimista. Tengo la sensación de que a las generaciones actuales a veces les falta confianza y determinación, como debemos nosotros entonces. Hay que creer en nosotros si queremos hacer ese tipo de actuaciones en todos los Mundiales.
En Camerún, estuvo Roger Milla y después Samuel Eto’o. ¿Quién sostendrá a los Leones indomables en los años venideros?
No tengo ni idea. No hay un jugador que destaque entre los demás actualmente, y tal vez sea mejor así. Eso nos permitirá estar realmente concentrados en el colectivo. No veo a ningún jugador con mis cualidades actualmente. Samuel Eto’o también hizo grandes cosas. Somos jugadores únicos y nadie se parecerá a nosotros. Simplemente podemos esperar que Camerún brille en el futuro.
¿Ve a Camerún clasificándose de nuevo para los cuartos de final de un Mundial, e incluso más lejos?
Lo espero, aunque sé que será difícil. Sin embargo, son esa clase de actuaciones las que permiten hacer soñar a las demás generaciones. Para conseguirlo, es preciso que los grandes jugadores africanos asuman sus responsabilidades cuando jueguen con su selección, lo cual no siempre es así.
África tiene actualmente grandes estrellas: Sadio Mané, Mohamed Salah, Pierre-Emerick Aubameyang, Riyad Mahrez… ¿Ha alcanzado el continente el nivel de Europa y Sudamérica?
En cuanto a talentos, la brecha entre los africanos y los jugadores europeos y sudamericanos se va a reducir día a día. Pienso que es colectivamente en lo que debemos seguir progresando, y son jugadores como Mané y Salah quienes pueden aportar ese saber hacer. Juegan en clubes grandes y saben cómo unir a un grupo en torno a un objetivo común. Dentro de unos años, ya no habrá ninguna diferencia entre ellos y nosotros. Aprender de nuestros errores y trabajar juntos son dos cosas que nos permitirán llegar más lejos.
