Las reacciones de los jugadores argentinos en redes luego de ser campeones
El fútbol francés padece una escalada de violencia, cánticos discriminatorios y pocos goles
Cánticos homofóbicos y racistas en las gradas. Un autobús apedreado. Un partido que no se pudo disputar por desmanes de la afición. Y pocos goles en la cancha.
La liga francesa está generando muy malos titulares esta temporada, y el gobierno nacional reclama que se tomen medidas
Después de 13 jornadas esta temporada, la serie de incidentes tiene alarmada a las autoridades que han tenido que responder a un incremento de la violencia en los estadios las últimas dos campañas.
Según el ministro del Interior Gerald Darmanin, más de 100 agentes de policías sufrieron heridas por incidentes relacionados con el fútbol la pasada temporada, y 870 personas fueron detenidas. No hay indicios de que la situación mejore pronto.
«No hay otro deporte con este nivel de violencia», dijo Darmanin.
En Montpellier el mes pasado, un partido no pudo continuar en los minutos de descuentos luego que hinchas lanzaron una bengala desde las gradas que cayó cerca del arquero de Clermont Mory Diaw. El senegalés tuvo que ser sacado en camilla, pero no sufrió heridas grav
es.
Lo peor se produjo una semanas después en Marsella cuando el autobús que trasladaba al plantel de Lyon fue apedreado por hinchas a las afueras del estadio Velodrome. Las ventanas fueron destrozadas y Fabio Grosso, el entonces técnico de Lyon, acabó con el rostro sangrante, requiriendo de varios puntos de sutura.
Según Darmanin, varios aficionados fueron agredidos, cinco policías resultaron heridos y nueve personas fueron detenidas.
Otro incidente de violencia se produjo en Montpellier el pasado fin de semana cuando el autobús que transportaba a los hinchas de Brest de vuelta a casa fue atacado al salir de la ciudad del sur tras una victoria 3-1 del equipo visitante. El autobús fue apedreado desde un puente.
«Lo ocurrido fue muy serio. Cuando observas el daño del vehículo, comprendes el grado de violencia», dijo Pascal Robert, el director ejecutivo del club. «Si la piedra lanzada a la parte delantera hubiera caído dos metros más bajo, el chofer acababa golpeado… No me imagino la tragedia que pudo haber ocurrido con nuestros 60 hinchas a bordo».
En tanto, la Ligue 1 aburre.
El Paris Saint-Germain marca el paso otra vez de cara a su visita el domingo a Le Havre, después de conquistar nueve de los 11 últimos títulos. Con un plantel encabezado por Kylian Mbappé — máximo anotador de la liga con 14 goles — el PSG no tiene rival en el frente doméstico.
Niza, sin embargo, le ha plantado cara esta campaña, apenas un punto detrás del líder previo a su choque del sábado en Nantes. Pero los otros 16 equipos no embelesan a sus seguidores. Según las estadísticas de la liga, la cifra promedio de goles por partido tras 12 fechas es la más baja con respecto a las últimas tres temporadas — de 2,5 — con un incremento de los empates 0-0.
Los hinchas buscan otras maneras para entretenerse.
Previo a que el Marsella-Lyon fuera suspendido, hinchas de ambos clubes permanecieron en el estadio e intercambiaron insultos.
Al desafiar a sus rivales de Marsella, algunos hinchas de Lyon fueron filmados haciendo gestos nazistas e imitando a monos.
Vincent Labrune, el presidente de la liga francesa, dice que la violencia se ha disparado tras la reapertura de los estadios luego de la pandemia de coronavirus.
Al reabrirse los recintos, individuos violentos que habían cumplido vetos durante la interrupción pudieron volver, dijo.
«Esa gente purgó su pena. Hemos acabado con una cantidad desmedida de gente desquiciada», dijo Labrune durante una audiencia con legisladores franceses este mes.
Labrune calcula que unos 50 hinchas violentos en cada club de la liga causan problemas.
«Si podemos sacarlos de los estadios, la situación debe mejorar», dijo.
Labrune agregó que una política de «tolerancia cero» por parte de la liga, con quita de puntos y cierre de estadios, es necesaria para mejorar la situación. Pero admite que la violencia no podrá ser erradicada sin un cambio de mentalidad.
«El fútbol es un reflejo de la sociedad, no podemos frenarla (la violencia) por cuenta propia», dijo Labrune.